domingo, 25 de septiembre de 2011

LOS INFECTADOS_CAPÍTULO 5

-eh chaval… ¿estas bien?- una voz se oía como de fondo mientras recobraba la conciencia.

-Creo que ya se recupera…pronto veremos porqué sabían de nuestra existencia- habló otra persona

Tardé unos minutos en empezar a abrir los ojos y observar todo a mi alrededor: Un piso, muy parecido al que me metí en unas plantas anteriores y donde vi una de las escenas más asquerosas que he podido ver desde que tengo uso de la razón.  Lo único que este piso estaba lleno de cajas de cartón, latas apostadas en laterales y alimentos no perecederos.

-¿Qué ha pasado? Eh…esto ¿Dónde está María José?- exclamé esto último cuando recordé el último golpe que recibí mientras me levantaba, pero algo me impidió moverme: Estaba atado de pies y manos.

-joder...como hayais hecho algo a mi novia os mato-

La respuesta en forma de puñetazo no se hizo esperar.
Cuando levanté la cabeza de nuevo, vi como sangraba de la boca y me caía un chorretón de sangre al pantalón.

-¿Qué queréis de nosotros?- volví a preguntar pero esta vez más parado

-¿Cómo supisteis que estábamos aquí? Solo queremos pasar desapercibidos de los guardias de las zonas seguras colindantes.- habló un hombre alto, vestido de militar y con una cicatriz en la mejilla

Una voz me hizo sentirme mejor cuando entró en escena

-fue una casualidad, ya que no sabíamos que estabais aquí. Buscábamos comida porque nos hemos quedado sin alimentos- habló María José mientras yo la buscaba con la mirada.
Estaba semiatada en una silla, cerca de unas estanterías llenas de latas. No la había visto antes ya que me tapaba la vista un hombre vestido como de swat que en ese momento recordé que fue el que cerró la puerta de la habitación.

-Alex, Diogo, venir para acá- habló el hombre de la cicatriz.

Los tres hombres del piso, accedieron a una habitación colindante del salón  y entornaron la puerta. Al momento, salieron y uno se reía.

-Os vamos a creer, pero os aviso que cualquier tontería que hagáis o que nos ponga en peligro a todos y sabréis lo que es ser devorado por ellos, ¿capiche?- habló el de la cicatriz. – por cierto, no me he presentado. Me llamo Tosso y estos son Diogo y Alex- este último se acercó a María José y la desató.

Ésta, rápidamente y tocándose las muñecas en señal de dolor por haber sido amordazada, se acercó rápidamente e intentó desatarme

-tranquila. Como te hemos dicho, vamos a creeros, por lo que no temas…vamos a desatar a tu novio también jejeje- habló tosso con un tono burlesco.

Una vez desatado y comprobado tanto maría José como yo que no nos había pasado nada más que la hemorragia sufrida por los puñetazos recibidos empecé mi repertorio de preguntas.

-¿Quiénes sois y por qué estáis aquí?-

-Simplemente nos refugiamos. No pertenecemos a ninguna mafia, banda callejera de esas que se han formado últimamente ni a ningún destacamento de exploradores de esas zonas seguras o como las llamen- habló Diogo.

- y vosotros ¿Cómo llegasteis a nosotros?  ¿Sabéis que no habéis jodido todo el trabajo de al menos unas semanas?- habló Tosso.

-¿Qué hemos hecho mal? No sabíamos que existía este piso “franco” y sinceramente nos creíamos ya muertos si no llega a ser que abristeis la puerta segundos antes de caer presa de esos podridos infectados- exclamé

- Una  tarde que escapábamos de una banda formada por unos tíos con careta que nos querían  asaltar se nos ocurrió meternos aquí en el piso, con tan mala suerte de no saber que en el garaje de todo el piso, había un buen número de infectados los cuales habían encerrado para que no salieran.
Hicimos lo mismo que vosotros. Subir, subir con tan buena suerte que este último piso si estaba abierto.

Nos atrincheramos bien y permanecimos en silencio para no levantar sospechas. Aún así, esos tíos, rompieron el portal y sin saber lo que se encontrarían abajo, abrieron el garaje. Lo siguiente os lo podéis imaginar: oleada de muertos vivientes por todas las escaleras y la banda, o lo que quedó de ella, huyendo. Como consecuencia, nosotros encerrados y los muertos en la escalera.

-comprendo, en una ratonera-

-exacto chaval, creo que lo vas pillando. La banda no sabía que estábamos aquí, pero a estos infectados, supongo que por el olor, no se les engaña, ya que se fueron quedando en la puerta.-

Se acercó a una ventana medio subida y miró por ella.

-Nos costó tiempo y paciencia que fueran apareciendo más gente y que los infectados fueran desapareciendo de las escaleras… y justo, cuando creíamos ayer haberlo conseguido gracias a un grupo de personas que les llamaron la atención hacía unas horas, vais vosotros y los activáis de nuevo.-

-¿Cómo?-

-¿Cómo niñato?- respondió Diogo – yo creo que las persianas no se suben solitas… ¿o crees que no hiciste ruido cuando tuvisteis que observar el piso de más abajo?-

-joder...no había caído…- mi sensación de metedura de pata se ampliaba conforme pasaban esos minutos. Tanto tiempo esperando salir esta gente y yo por un momento de exploración, les había jodido todo.

-uffff de veras que lo siento...-

-ahora lo lamentarás en carne chaval... y tu novia también- la miró Diogo con una cara de salido.

- de veras, esto…tosso  , Diogo y …¿Alex?- miré a este último el cual no hablaba. Solo observaba.- decidnos y si podemos ayudar.

Tosso parecía ser el líder de los tres. También parecía ser el que mas genio tenía.
Diogo era más loco a la hora de actuar y no se sabía si podía reaccionar de mala manera dándome otro puñetazo  como los primeros que recibí al despertar o no. En cambio Alex, no parecía coincidir con el prototipo de persona que iba con estos. Parecía no encajar con ellos pese a haber estado encerrado aquí ese tiempo que decían.

-No pienso soportar aquí unas semanitas mas…y ver como nos pudrimos aquí los cinco.- habló tosso.

- creo que si que nos podéis compensar…al menos intentando salvarnos a todos. De hecho, está en vuestras manos..-

Se acercó a mi y mirando a Diogo y sonriendo me pasó el brazo por los hombros . No me gustaba nada esta situación, ya que me olía que peligraba, pero quizás el motivo por el cual empezaba a ponerme nervioso era más por maría José, ya que yo contra esos tres tíos, no podría hacer nada.

-chaval, asómate a la mirilla y dime lo que ves-

Me acerqué a la puerta; con un sudor pegajoso  abriéndose camino en mi patilla y cayendo hacia el borde de la mandíbula eché un vistazo por la mirilla: había quizás cinco o seis infectados arrastrando los pies y moviéndose lentamente de un lado a otro. En las escaleras, podía observar, pese a la poca luz que ya había en ella por el atardecer, al menos dos de ellos caídos y pisoteados, mientras que dos intentaban subir. De pronto uno de los que estaban mas cerca de la puerta miró y como si pudiese ver a través de ella empezó a acercarse lentamente.

-¿Cómo lo ves? ¿Abro la puerta y te mando con tu palito a matarlos? Nosotros no lo vemos muy claro y tu creo que tampoco. Además…estos no parecen que corran mucho pero imagínate si te pilla uno de esos que parecen poseídos…..entre la fuerza y velocidad, creo que no llegarías ni al tercer piso. De hecho nosotros no lo hemos intentado por eso.-

con miedo y desviando un momento mi mirada a María José, asentí con la cabeza.

-tengo otra idea y puede que tú o tu amiguita nos ayudéis-

Me metió a una habitación que había una ventana.

-Asómate. Creo que lo has visto ya antes-

No tuve mas remedio y me asomé. Allí estaba…el patio interior con los infectados y muertos caídos abajo….solo que desde este piso, el único que se distinguía bien era un muerto en el suelo con una sudadera roja.

Dos pisos más abajo había una ventana con la persiana subida.

-Como puedes observar, hay una ventana abajo y está medio subida. Si alguien pudiera ir bajando con cuidadito bien agarrado del tubo de desagüe que hay en la esquina del patio interior y se metiera en ese piso, con suerte llamaría más la atención de los infectados de la puerta, pudiendo nosotros poco a poco ir bajando por la puerta principal.-

-creo que vosotros estáis locos. ¿Os creéis que soy spidermannnnn- No terminé la frase. Tosso, con un gesto un poco agresivo, me agarró de la clavícula y metiendo un dedo en un punto frágil del musculo me hizo retorcerme de dolor.

-Creo que no estás en derecho de negociar…además, por suerte para tí no había pensado que fueras tú el que bajases por ahí sino tu novia. No creo que el tubo con tu peso pueda resistir mucho…en cambio ella…no supera los 62 kilos fácilmente….podrá deslizarse hacía abajo.

Esas palabras me confirmaron que nos iba a costar salir de esta.

4 comentarios:

  1. MOLA TU HISTORIA. sIGUE ASI

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias anonimo. espero hacer que sigas disfrotando de la historia

    ResponderEliminar
  3. huy, ahora pues! como se salvaran?^^ Ya empezó a gustarme tu relato, espero t mantengas fiel al blog y sigas escribiendo mas caps de tu relato.

    Un saludo tio!!

    ResponderEliminar
  4. ay caramba que buena esta tu historia, felicidades

    ResponderEliminar