domingo, 25 de septiembre de 2011

LOS INFECTADOS_CAPÍTULO 5

-eh chaval… ¿estas bien?- una voz se oía como de fondo mientras recobraba la conciencia.

-Creo que ya se recupera…pronto veremos porqué sabían de nuestra existencia- habló otra persona

Tardé unos minutos en empezar a abrir los ojos y observar todo a mi alrededor: Un piso, muy parecido al que me metí en unas plantas anteriores y donde vi una de las escenas más asquerosas que he podido ver desde que tengo uso de la razón.  Lo único que este piso estaba lleno de cajas de cartón, latas apostadas en laterales y alimentos no perecederos.

-¿Qué ha pasado? Eh…esto ¿Dónde está María José?- exclamé esto último cuando recordé el último golpe que recibí mientras me levantaba, pero algo me impidió moverme: Estaba atado de pies y manos.

-joder...como hayais hecho algo a mi novia os mato-

La respuesta en forma de puñetazo no se hizo esperar.
Cuando levanté la cabeza de nuevo, vi como sangraba de la boca y me caía un chorretón de sangre al pantalón.

-¿Qué queréis de nosotros?- volví a preguntar pero esta vez más parado

-¿Cómo supisteis que estábamos aquí? Solo queremos pasar desapercibidos de los guardias de las zonas seguras colindantes.- habló un hombre alto, vestido de militar y con una cicatriz en la mejilla

Una voz me hizo sentirme mejor cuando entró en escena

-fue una casualidad, ya que no sabíamos que estabais aquí. Buscábamos comida porque nos hemos quedado sin alimentos- habló María José mientras yo la buscaba con la mirada.
Estaba semiatada en una silla, cerca de unas estanterías llenas de latas. No la había visto antes ya que me tapaba la vista un hombre vestido como de swat que en ese momento recordé que fue el que cerró la puerta de la habitación.

-Alex, Diogo, venir para acá- habló el hombre de la cicatriz.

Los tres hombres del piso, accedieron a una habitación colindante del salón  y entornaron la puerta. Al momento, salieron y uno se reía.

-Os vamos a creer, pero os aviso que cualquier tontería que hagáis o que nos ponga en peligro a todos y sabréis lo que es ser devorado por ellos, ¿capiche?- habló el de la cicatriz. – por cierto, no me he presentado. Me llamo Tosso y estos son Diogo y Alex- este último se acercó a María José y la desató.

Ésta, rápidamente y tocándose las muñecas en señal de dolor por haber sido amordazada, se acercó rápidamente e intentó desatarme

-tranquila. Como te hemos dicho, vamos a creeros, por lo que no temas…vamos a desatar a tu novio también jejeje- habló tosso con un tono burlesco.

Una vez desatado y comprobado tanto maría José como yo que no nos había pasado nada más que la hemorragia sufrida por los puñetazos recibidos empecé mi repertorio de preguntas.

-¿Quiénes sois y por qué estáis aquí?-

-Simplemente nos refugiamos. No pertenecemos a ninguna mafia, banda callejera de esas que se han formado últimamente ni a ningún destacamento de exploradores de esas zonas seguras o como las llamen- habló Diogo.

- y vosotros ¿Cómo llegasteis a nosotros?  ¿Sabéis que no habéis jodido todo el trabajo de al menos unas semanas?- habló Tosso.

-¿Qué hemos hecho mal? No sabíamos que existía este piso “franco” y sinceramente nos creíamos ya muertos si no llega a ser que abristeis la puerta segundos antes de caer presa de esos podridos infectados- exclamé

- Una  tarde que escapábamos de una banda formada por unos tíos con careta que nos querían  asaltar se nos ocurrió meternos aquí en el piso, con tan mala suerte de no saber que en el garaje de todo el piso, había un buen número de infectados los cuales habían encerrado para que no salieran.
Hicimos lo mismo que vosotros. Subir, subir con tan buena suerte que este último piso si estaba abierto.

Nos atrincheramos bien y permanecimos en silencio para no levantar sospechas. Aún así, esos tíos, rompieron el portal y sin saber lo que se encontrarían abajo, abrieron el garaje. Lo siguiente os lo podéis imaginar: oleada de muertos vivientes por todas las escaleras y la banda, o lo que quedó de ella, huyendo. Como consecuencia, nosotros encerrados y los muertos en la escalera.

-comprendo, en una ratonera-

-exacto chaval, creo que lo vas pillando. La banda no sabía que estábamos aquí, pero a estos infectados, supongo que por el olor, no se les engaña, ya que se fueron quedando en la puerta.-

Se acercó a una ventana medio subida y miró por ella.

-Nos costó tiempo y paciencia que fueran apareciendo más gente y que los infectados fueran desapareciendo de las escaleras… y justo, cuando creíamos ayer haberlo conseguido gracias a un grupo de personas que les llamaron la atención hacía unas horas, vais vosotros y los activáis de nuevo.-

-¿Cómo?-

-¿Cómo niñato?- respondió Diogo – yo creo que las persianas no se suben solitas… ¿o crees que no hiciste ruido cuando tuvisteis que observar el piso de más abajo?-

-joder...no había caído…- mi sensación de metedura de pata se ampliaba conforme pasaban esos minutos. Tanto tiempo esperando salir esta gente y yo por un momento de exploración, les había jodido todo.

-uffff de veras que lo siento...-

-ahora lo lamentarás en carne chaval... y tu novia también- la miró Diogo con una cara de salido.

- de veras, esto…tosso  , Diogo y …¿Alex?- miré a este último el cual no hablaba. Solo observaba.- decidnos y si podemos ayudar.

Tosso parecía ser el líder de los tres. También parecía ser el que mas genio tenía.
Diogo era más loco a la hora de actuar y no se sabía si podía reaccionar de mala manera dándome otro puñetazo  como los primeros que recibí al despertar o no. En cambio Alex, no parecía coincidir con el prototipo de persona que iba con estos. Parecía no encajar con ellos pese a haber estado encerrado aquí ese tiempo que decían.

-No pienso soportar aquí unas semanitas mas…y ver como nos pudrimos aquí los cinco.- habló tosso.

- creo que si que nos podéis compensar…al menos intentando salvarnos a todos. De hecho, está en vuestras manos..-

Se acercó a mi y mirando a Diogo y sonriendo me pasó el brazo por los hombros . No me gustaba nada esta situación, ya que me olía que peligraba, pero quizás el motivo por el cual empezaba a ponerme nervioso era más por maría José, ya que yo contra esos tres tíos, no podría hacer nada.

-chaval, asómate a la mirilla y dime lo que ves-

Me acerqué a la puerta; con un sudor pegajoso  abriéndose camino en mi patilla y cayendo hacia el borde de la mandíbula eché un vistazo por la mirilla: había quizás cinco o seis infectados arrastrando los pies y moviéndose lentamente de un lado a otro. En las escaleras, podía observar, pese a la poca luz que ya había en ella por el atardecer, al menos dos de ellos caídos y pisoteados, mientras que dos intentaban subir. De pronto uno de los que estaban mas cerca de la puerta miró y como si pudiese ver a través de ella empezó a acercarse lentamente.

-¿Cómo lo ves? ¿Abro la puerta y te mando con tu palito a matarlos? Nosotros no lo vemos muy claro y tu creo que tampoco. Además…estos no parecen que corran mucho pero imagínate si te pilla uno de esos que parecen poseídos…..entre la fuerza y velocidad, creo que no llegarías ni al tercer piso. De hecho nosotros no lo hemos intentado por eso.-

con miedo y desviando un momento mi mirada a María José, asentí con la cabeza.

-tengo otra idea y puede que tú o tu amiguita nos ayudéis-

Me metió a una habitación que había una ventana.

-Asómate. Creo que lo has visto ya antes-

No tuve mas remedio y me asomé. Allí estaba…el patio interior con los infectados y muertos caídos abajo….solo que desde este piso, el único que se distinguía bien era un muerto en el suelo con una sudadera roja.

Dos pisos más abajo había una ventana con la persiana subida.

-Como puedes observar, hay una ventana abajo y está medio subida. Si alguien pudiera ir bajando con cuidadito bien agarrado del tubo de desagüe que hay en la esquina del patio interior y se metiera en ese piso, con suerte llamaría más la atención de los infectados de la puerta, pudiendo nosotros poco a poco ir bajando por la puerta principal.-

-creo que vosotros estáis locos. ¿Os creéis que soy spidermannnnn- No terminé la frase. Tosso, con un gesto un poco agresivo, me agarró de la clavícula y metiendo un dedo en un punto frágil del musculo me hizo retorcerme de dolor.

-Creo que no estás en derecho de negociar…además, por suerte para tí no había pensado que fueras tú el que bajases por ahí sino tu novia. No creo que el tubo con tu peso pueda resistir mucho…en cambio ella…no supera los 62 kilos fácilmente….podrá deslizarse hacía abajo.

Esas palabras me confirmaron que nos iba a costar salir de esta.

jueves, 15 de septiembre de 2011

LOS INFECTADOS_CAPITULO 4


-El jurado ha decidido que el acusado es inocente-
Un golpe de martillo de madera se oyó en la sala mientras Alex y su cliente se estrechaban la mano.

-Otro caso ganado, Alex- le felicitó su secretaría que le había acompañado al juicio

-Lo sé, Silvia…lo sé.-

Alejandro, o como le gustaba que le llamasen sus amigos “Alex” era un reputado abogado de Madrid. 

Los demás abogados al principio le respetaban, ayudándole y acogiéndole en grandes bufetes como becario. Pero pronto despuntó y cuando se vio que todo juicio que tocaba, ganaba, los demás abogados empezaron a envidiarle y ponerle trabas. No era normal que un abogado, con tampocos años en el sector, se fuera haciendo con una cartera de clientes tan grande. Así fue como Alex, decidió hacer su bufete por su cuenta y seguir creciendo profesionalmente.

En lo referente a su vida personal, Alex tenía muchos amigos y amigas, y como consecuencia, una agenda apretada, por lo que su estrés crecía con rapidez. Para combatir dicho estrés, se buscó un hobby que le relajase: El airsoft

Los sábados y algún domingo, junto a otros conocidos, Alex se reunía en alguna finca, pueblo de la sierra  o algún edifico abandonado para hacer batallitas Disfrutaba, muchísimo y obtenía lo que quería: Relajarse.

Cuando todo el caos ocurrió, le pilló a Alex con sus amigos fuera de la capital. Ese fin de semana su club de amigos y él fueron invitados a una batalla en una finca cerca del Escorial contra otro club de airsoft. Al estar aislada la finca, no se enteraron al principio de lo que ocurría.
Estaban en plena batalla cuando tomaron por primera vez contacto con los infectados.

-Águila verde, ¿me recibes? cambio- Alex despegó su walkie de su boca mientras seguía apostado con su traje de camuflaje y su rifle de gran alcance en unos matorrales

-Águila verde….esto Ronie, ¿estas?, cambio-  desesperado habló

-Si, dime Alex, cambio.-

-¿no quedamos en que nos íbamos a llamar por el seudónimo y no por nuestros nombres? Llevo llamándote un buen rato. Lo suficiente para que mientras estuviera con el walkie-talkie me hubieran pegado un bolazo y me hubieran eliminado. Bueno…a lo que íbamos. Estamos en el borde de la finca y sigo sin ver a los del otro equipo, cambio-

-Lo siento Alex, digo lagarto rojo. Es que eso de nombrecitos no me mola nada…en fin…Son buenos de verdad estos tíos. Ya me lo dijeron a mí unos de la tienda... esto espera, veo a alguien que se acerca a mi posición. El muy tonto no se da cuenta que como siga andando así sin cobertura y entre en tu zona le vas a dar un bolazo tremendo. Voy a seguirle para ver si le puedo coger de prisionero. Te cuento ahora, cambio.-

-Ten cuidado, puede que sea un señuelo para que sepan tu posición y posteriormente la mía.-

Alex se quedó esperando una respuesta mientras observaba todo su alrededor. Quedaban ya ellos dos de su grupo y si les eliminaban perderían su reputación que les precedía de ser el único club invicto de la comunidad de Madrid. Más de 42 victorias seguidas y podrían romper el record contra este club, también famoso por sus estrategias de juego.

Al cabo de unos minutos volvió a escuchar la voz de Ronie.

-Alex, es muy tonto este tío…no se si se trata de un señuelo pero sigue acercándose hacia mi posición, como si supiera donde estoy y he observado los demás lugares con los prismáticos y no veo ningún enemigo apostado esperando a que salga…creo que voy a salir y voy a ir por detrás de este para tomarle de prisionero. Cambio y corto-

-Espera….deja que se acerque mas a tu lado, ronie, digo águila verde- hablo rápidamente Alex, pese a saber que Ronie ni habría escuchado esto último.
Pasaron casi diez minutos. Alex sabía que algo había pasado pero le daba miedo hablar por walkie ya que podría delatar su posición. Ronie podría haber sido capturado y ahora mismo solo él quedaría….pero no podía salir de su cobertura. De pronto, por el pequeño montículo que tenía apuntando por si aparecía cualquier enemigo, observó a Ronie aparecer.
Corría hacia donde estaba apostado el y por como andaba, le había ocurrido algo.

-Alex, socorro, Alex-

Alex dudo si salir o no, pero luego, al ver que Ronie caía al suelo como si le hubieran hecho la zancadilla y no levantarse, salió y dejó todo su material.

-Ronie, ¿Qué ocurre? - Se acercó gritando hacia su amigo, que seguía en el suelo y moviéndose como con espasmos.

-¿Ronie?- Cuando se acercó, Ronie se agarraba el cuello del que emanaba un montón de sangre.

-AAAAlex, por favoooor, ayudam…- su voz se apagó de golpe mientras ponía los ojos en blanco

-DIOS MIO, RONIE, ¡JODER!- Gritó Alex mientras le intentaba tapar la gran herida que observaba que tenía en el cuello.

-JODER, DIME QUE TE HA PASADO, SOCORRO, SOCORRO- su desesperación y sus gritos eran en vano, ya que nadie acudía a su socorro.
De golpe y porrazo, algo le sobresaltó.

-aaaagghhhhhh- un sonido seco como si alguien estuviese ahogándose sonó detrás de él. Giró y vio a uno de los del club enemigo con la boca llena de sangre y las manos. Su cara blanca y sus ojos, como si fueran a salirse de sus orbitas, hicieron estremecerse a Alex, pero rápidamente por la rabia de tener a Ronie muerto en sus brazos, fue para abalanzarse hacía él.

-Hijo de...que has hecho a mi amigo. Esto es una mierda de juego no el puto Vietnam- le empujó con tal fuerza que cayó hacia el suelo y se golpeó fuertemente con una piedra.
Pero aquel ser, no parecía ni inmutarse. No le dolió ni el puñetazo recibido por parte de Alex cuando se incorporó de nuevo. Solo quería atrapar a Alex y morderle.
Alex, cogió una de las navajas suizas que tenía para cortar algún arbusto y le amenazó con rajarle si no le decía que había pasado cuando se le abalanzó con rapidez. Sin querer su navaja se le clavó en el estomago. Cuando observó Alex que aquella persona no reaccionaba al dolor se dio cuenta que algo malo ocurría.
Rápidamente y con un golpe seco, se quitó del medio a ese ser y huyó hacía la casa en la que todos deberían estar.
No podía aguantar y mientras corría lloraba aún recordando la última imagen de su amigo pidiéndole a gritos ayuda. Se murió en sus brazos y no había podido hacer nada por evitarlo.
Cuando llegó a la casa, lo que encontró fue peor.
Toda la casa, estaba llena de sus compañeros y de los demás chicos del otro club de airsoft, pero se comportaban igual que el chico que le había intentado agredir y había clavado la navaja suiza en su estómago.
Visto el tema, no tuvo más remedio que salir y huir hacia el pueblo más cercano para denunciar el suceso.

sábado, 10 de septiembre de 2011

Los INFECTADOS_CAPITULO 3

 Los cristales del portal hacia tiempo que habían sido reventados. Con cuidado, y sin poder evitar el hacer ruido por los miles de cristales esparcidos en el suelo, entramos María José y yo en el edificio.
Un olor como de humedad se apoderó pronto de mi mientras observaba como el edificio se encontraba en un estado bastante dejado. Paredes sucias y con manchas parecidas a sangre, trozos de maderas caídas en el suelo señal de que se intentó hacer alguna especie de barrera para que los infectados no entrasen, etc... hacían que María José y yo estuviéramos más atentos al principio de por donde pisábamos mas que si había indicios de gente o alimentos.

-Sigue sin parecerme una buena idea. Imagínate que vamos a algún piso y de pronto entran. Sería una especie de laberinto sin salida.-

-laberinto sin salida, laberinto sin salida…siempre estás con lo mismo…y yo no quiero seguir sin comer algo más normal. Te digo que de aquí seguro que sacamos alimentos.- contestó rápidamente María José mientras supervisaba el hueco de la escalera que se elevaba hasta terminar en una cristalera por donde accedía la luz del día.
Caían gotas de esté, quizás por alguna bolsa de agua acumulada de lluvias que se había quedado en el techo. El sonido de cada gota, me daba escalofríos

-como en las pelis de miedo- hable en bajito.

-subamos al primer piso. Está claro que en los contadores así como en el apartado del conserje no creo que haya alimentos ni nada que nos sirva para seguir el viaje.
Cogí el palo de la fregona y me puse en posición de defensa mientras accedía por las escaleras el primero.

-Cualquier ruido proveniente de otro piso de arriba y nos largamos Mj. No quiero toparme con nadie de esos infectados o algún superviviente loco.

Llegamos al primer piso. Cada piso se dividía en dos puertas, con la puerta del ascensor en medio.
Cada una de esas puertas era una vivienda.

-Muy bien…y ahora como abrimos la puerta que esté cerrada. Son puertas blindadas y no se yo…pero a mi nadie me ha enseñado a abrir cerraduras-

-Con una radiografía- respondió

-si…si me traes una radiografía, que por aquí será fácil encontrarla- respondí malhumorado mientras mi carácter empezaba a cambiar, como consecuencia de mis nervios por si me encontraba algo o alguien.

-Pues con un bote de coca cola o botella de plástico también….recuerda cuando tuvo que venir el cerrajero a hacerlo y te lo comentó cuando le preguntaste si podía hacerlo con otras cosas que no fueran radiografías-

 Me quedé mirándola mientras pensaba. Una gota cayó por el hueco de la escalera, haciendo un ruido que parecía que alguien había entrado por el portal.
Rápidamente miré para abajo y luego para arriba.

-Sigamos para arriba. Seguro que hay alguna puerta que se la haya dejado abierta. No creo que todos cerrasen bien la puerta cuando les sacaron rápidamente en la evacuación de emergencia. –

Seguí subiendo las escaleras.
A los dos minutos, nos encontrábamos subiendo la cuarta planta, ya con la desesperación de encontrar una vivienda abierta o algo por el estilo.

-Mira María José- grité un poco mientras me adelantaba a llegar al rellano de la cuarta planta.
Una vivienda de las dos que había estaba entre abierta. No parecía haber ningún superviviente dentro ni nada por el estilo.

-Ten cuidado al entrar. Yo me quedo aquí fuera vigilando mientras por si viene alguien de arriba o de abajo.

-ok, te aviso pues- respondí mientras accedía al piso.

Abrí la puerta.
No parecía una casa muy grande, ya que desde la puerta se veía el final de la terraza.
A la izquierda nada más entrar, se encontraba la cocina, la cual se encontraba en muy malas condiciones. Se nos habían adelantado.
Cubertería tirada por los suelos, platos rotos, paquetes de comida abiertos, nada de botes ni conservas en los muebles y un fuerte olor ha podrido que empezaba a invadir el lugar.
Me asomé rápidamente a la terraza. No habían dejado ni la caldera., la cual estaba arrancada.
Al lado, en la cristalera que daba a un patio interior, emergía un agujero grandísimo sangre seca en el borde del cristal.
Me asomé con cuidado.

Con un simple vistazo, me entraron ganas de vomitar en el acto.
Al menos unos doce cuerpos yacían en el suelo. Algunos reventados por la caída y otros, en el peor de los casos, seguían vivos, pero infectados. Se movían de una manera muy lenta, como si hubieran estado en hibernación y cuando observaron como me asomaba se hubieran activado.
También había muchísimos objetos tipo lavadoras, calentadores y hasta tazas de wáter.

A los infectados les tiraban al patio interior, donde no podían salir ya.

Salí de la cocina pensando si realmente podían salir y subir sabiendo que estábamos aquí o no. Tenía que seguir mirando pese a tener el cuerpo revuelto por ver aquella escena.

-¿Estás bien?--  me preguntó María José que se había asomado a la puerta.

-asqueroso Mj, de verdad, asqueroso lo que hay en el patio interior del piso.- hablaba mientras accedía al salón.
 Todo estaba tirado en el suelo como si de una redada se tratase y las cortinas, rasgadas y rotas, se movían presa del viento que entraba en la vivienda.

Pasé el salón hacía un pasillito en el que derivaban cuatro puertas. Dos de ellas estaban abiertas y se podía ver, pese a la oscuridad que habitaba en ellas, que se trataban del servicio y de la sala de estar.
Suspiré y me armé de valor para abrir la puerta de la izquierda que estaba cerrada.
No tenía pestillo, por lo que al girar el manillar se abrió fácilmente. Un olor putrefacto salió de esta.
La habitación estaba oscura y no veía bien que había en su interior.
 Me eché para atrás y con el palo en horizontal esperé a escuchar algún sonido por si hubiera alguien.
Nada.
Pasados unos segundos, miré observando el pie de una cama de matrimonio. Pasé un poco a la habitación y el olor putrefacto me hizo dar una arcada. Me levanté el cuello de la camiseta y me la puse para tapar un poco mi nariz.
Toqué la ventana a mi izquierda. Mi idea era subir la persiana y ver que había allí.
La subí y observé algo que me marcó bastante durante un tiempo.

En la cama, yacían los cuerpos de dos personas y un niño, seguramente inquilinos de la vivienda, muertos. Se habían suicidado con un balazo en la cabeza. La impresionante escena  de ver un niño con la cara reventada y su madre o quien fuera abrazándole y luego esta a su vez con un disparo en el ojo y caída hacia un lado era asqueroso. El padre, yacía cerca pero caído la mitad hacía el suelo.
Seguramente él los hubiera matado.

Sus cuerpos, podridos, hacían que el lugar fuera un hervidero de gusanos, moscas y cucarachas que se movían cerca de ellos como si de un festín se tratase.
Salí de la habitación y apoyando en la puerta cerrada, vomité allí mismo.
Tuvieron que estar muy acorralados para realizar tal acto.
Cerré la puerta de esa habitación y miré el pomo de la otra puerta que aún no estaba abierta. Lo cogí e iba a abrirla cuando María José me interrumpió

-¡TENEMOS VISITA!-

En ese momento el pomo de golpe se movió. Había alguien dentro de esa habitación. A ese movimiento de pomo se le sumaron golpes fuertes en la puerta y un gemido aterrador

-aggghhhhhh-

Seguramente un familiar el cual no consiguieron matar y lo encerraron en esa habitación.
Al ver que la puerta no se abría, salí corriendo de la vivienda mientras María José observaba el hueco de la escalera hacía abajo.

-tenemos un problemón. Subamos para arriba-

Asomándome abajo, vi como bastantes infectados subían hacía los pisos superiores.
Quizás atraídos por algo que hicimos…quizás el sonido de la persiana al subir…no sé…el caso es que estábamos metidos en un buen lio y ahora no sabíamos como salir de ahí.

-venga, venga…no podemos ir contra todos esos infectados. Se nos echarían encima y estamos en una cuarta planta, por lo que saltar es muerte segura-

Subimos corriendo hacia el quinto piso.

-no, no, no...- gritaba María José desesperada mientras observaba que no había ningún piso abierto.

-nos queda el ultimo piso…sino, la hemos cagado. Te dije que era una mala idea- la comenté con nervios a María José

Subimos al último piso. Estaban cerradas las puertas.

-Joder….nada…la hemos cagado y bien- gritaba María José presa del pánico.

Observamos el hueco de la escalera. Los infectados ya estaban en la tercera planta y ahora sabía que iban a por nosotros y no había sido un error.
Me puse a golpear la puerta con mucha fuerza y golpeando la zona de la cerradura pero todo resultó ser un desastre ya que la puerta era muy fuerte.  Por un momento juraría que era incluso distinta a las de las demás plantas.

-Joder, haz algo…ya los tenemos... en la cuarta planta y está subiendo para la quinta-

-Y que hago Mj, y que hago-

En esos momentos es cuando creo que me apetece ponerme a llorar y suplicar que la tierra nos tragase.

Por mucho que diésemos con el palo de la fregona, la veintena de infectados que subían por las escaleras era mucho. No aguantaríamos ni dos asaltos.
Mj, agarrando todo lo que veía, empezaba a lanzarlo por el hueco de la escalera para dar a alguno, pero no servía tampoco de nada. Daba a alguno, se caía pero no retrasaba a los demás, que le pisaban.

-Ya están aquí- se acercó María José y se aferró a mi mientras yo esperaba amenazar a los primeros infectados que apareciesen por las escaleras para clavarles el palo de la fregona.
Esos segundos fueron larguísimos. Sabíamos que era nuestro fin. Llorando los dos, dábamos golpes con la cabeza a la puerta y golpes de rabia por habernos metido en este laberinto sin salida.

De pronto, aparecieron los primeros por la escalera. No eran rápidos, pero tampoco muy lentos.
Su estado era asqueroso.  Sus manos, deseosas de agarrarnos, apuntaban hacia nosotros con desesperación.
Las primeras manos que se acercaron recibieron un buen palazo por mi parte…pero, que más da…ellos no se quejaban.

Así pues, nos echamos hacia atrás, apoyados en la puerta esperando ser devorados.

De golpe y porrazo, como si de un milagro se tratase, la puerta se abrió cayendo los dos en el suelo de la vivienda.
Nuestras miradas, aún seguían viendo al siguiente infectado que se iba a tirar sobre nosotros, pero una patada de alguien le echó para atrás la cabeza mientras alguien nos arrastraba al interior del piso y cerraba la puerta.
Lo único que pude observar antes de perder la conciencia por un golpe recibido fue como alguien con una máscara negra y con ropa como de swat, cerraba la puerta de la vivienda.

Habíamos sido salvados….pero... ¿Que consecuencias traería esto?