sábado, 10 de septiembre de 2011

Los INFECTADOS_CAPITULO 3

 Los cristales del portal hacia tiempo que habían sido reventados. Con cuidado, y sin poder evitar el hacer ruido por los miles de cristales esparcidos en el suelo, entramos María José y yo en el edificio.
Un olor como de humedad se apoderó pronto de mi mientras observaba como el edificio se encontraba en un estado bastante dejado. Paredes sucias y con manchas parecidas a sangre, trozos de maderas caídas en el suelo señal de que se intentó hacer alguna especie de barrera para que los infectados no entrasen, etc... hacían que María José y yo estuviéramos más atentos al principio de por donde pisábamos mas que si había indicios de gente o alimentos.

-Sigue sin parecerme una buena idea. Imagínate que vamos a algún piso y de pronto entran. Sería una especie de laberinto sin salida.-

-laberinto sin salida, laberinto sin salida…siempre estás con lo mismo…y yo no quiero seguir sin comer algo más normal. Te digo que de aquí seguro que sacamos alimentos.- contestó rápidamente María José mientras supervisaba el hueco de la escalera que se elevaba hasta terminar en una cristalera por donde accedía la luz del día.
Caían gotas de esté, quizás por alguna bolsa de agua acumulada de lluvias que se había quedado en el techo. El sonido de cada gota, me daba escalofríos

-como en las pelis de miedo- hable en bajito.

-subamos al primer piso. Está claro que en los contadores así como en el apartado del conserje no creo que haya alimentos ni nada que nos sirva para seguir el viaje.
Cogí el palo de la fregona y me puse en posición de defensa mientras accedía por las escaleras el primero.

-Cualquier ruido proveniente de otro piso de arriba y nos largamos Mj. No quiero toparme con nadie de esos infectados o algún superviviente loco.

Llegamos al primer piso. Cada piso se dividía en dos puertas, con la puerta del ascensor en medio.
Cada una de esas puertas era una vivienda.

-Muy bien…y ahora como abrimos la puerta que esté cerrada. Son puertas blindadas y no se yo…pero a mi nadie me ha enseñado a abrir cerraduras-

-Con una radiografía- respondió

-si…si me traes una radiografía, que por aquí será fácil encontrarla- respondí malhumorado mientras mi carácter empezaba a cambiar, como consecuencia de mis nervios por si me encontraba algo o alguien.

-Pues con un bote de coca cola o botella de plástico también….recuerda cuando tuvo que venir el cerrajero a hacerlo y te lo comentó cuando le preguntaste si podía hacerlo con otras cosas que no fueran radiografías-

 Me quedé mirándola mientras pensaba. Una gota cayó por el hueco de la escalera, haciendo un ruido que parecía que alguien había entrado por el portal.
Rápidamente miré para abajo y luego para arriba.

-Sigamos para arriba. Seguro que hay alguna puerta que se la haya dejado abierta. No creo que todos cerrasen bien la puerta cuando les sacaron rápidamente en la evacuación de emergencia. –

Seguí subiendo las escaleras.
A los dos minutos, nos encontrábamos subiendo la cuarta planta, ya con la desesperación de encontrar una vivienda abierta o algo por el estilo.

-Mira María José- grité un poco mientras me adelantaba a llegar al rellano de la cuarta planta.
Una vivienda de las dos que había estaba entre abierta. No parecía haber ningún superviviente dentro ni nada por el estilo.

-Ten cuidado al entrar. Yo me quedo aquí fuera vigilando mientras por si viene alguien de arriba o de abajo.

-ok, te aviso pues- respondí mientras accedía al piso.

Abrí la puerta.
No parecía una casa muy grande, ya que desde la puerta se veía el final de la terraza.
A la izquierda nada más entrar, se encontraba la cocina, la cual se encontraba en muy malas condiciones. Se nos habían adelantado.
Cubertería tirada por los suelos, platos rotos, paquetes de comida abiertos, nada de botes ni conservas en los muebles y un fuerte olor ha podrido que empezaba a invadir el lugar.
Me asomé rápidamente a la terraza. No habían dejado ni la caldera., la cual estaba arrancada.
Al lado, en la cristalera que daba a un patio interior, emergía un agujero grandísimo sangre seca en el borde del cristal.
Me asomé con cuidado.

Con un simple vistazo, me entraron ganas de vomitar en el acto.
Al menos unos doce cuerpos yacían en el suelo. Algunos reventados por la caída y otros, en el peor de los casos, seguían vivos, pero infectados. Se movían de una manera muy lenta, como si hubieran estado en hibernación y cuando observaron como me asomaba se hubieran activado.
También había muchísimos objetos tipo lavadoras, calentadores y hasta tazas de wáter.

A los infectados les tiraban al patio interior, donde no podían salir ya.

Salí de la cocina pensando si realmente podían salir y subir sabiendo que estábamos aquí o no. Tenía que seguir mirando pese a tener el cuerpo revuelto por ver aquella escena.

-¿Estás bien?--  me preguntó María José que se había asomado a la puerta.

-asqueroso Mj, de verdad, asqueroso lo que hay en el patio interior del piso.- hablaba mientras accedía al salón.
 Todo estaba tirado en el suelo como si de una redada se tratase y las cortinas, rasgadas y rotas, se movían presa del viento que entraba en la vivienda.

Pasé el salón hacía un pasillito en el que derivaban cuatro puertas. Dos de ellas estaban abiertas y se podía ver, pese a la oscuridad que habitaba en ellas, que se trataban del servicio y de la sala de estar.
Suspiré y me armé de valor para abrir la puerta de la izquierda que estaba cerrada.
No tenía pestillo, por lo que al girar el manillar se abrió fácilmente. Un olor putrefacto salió de esta.
La habitación estaba oscura y no veía bien que había en su interior.
 Me eché para atrás y con el palo en horizontal esperé a escuchar algún sonido por si hubiera alguien.
Nada.
Pasados unos segundos, miré observando el pie de una cama de matrimonio. Pasé un poco a la habitación y el olor putrefacto me hizo dar una arcada. Me levanté el cuello de la camiseta y me la puse para tapar un poco mi nariz.
Toqué la ventana a mi izquierda. Mi idea era subir la persiana y ver que había allí.
La subí y observé algo que me marcó bastante durante un tiempo.

En la cama, yacían los cuerpos de dos personas y un niño, seguramente inquilinos de la vivienda, muertos. Se habían suicidado con un balazo en la cabeza. La impresionante escena  de ver un niño con la cara reventada y su madre o quien fuera abrazándole y luego esta a su vez con un disparo en el ojo y caída hacia un lado era asqueroso. El padre, yacía cerca pero caído la mitad hacía el suelo.
Seguramente él los hubiera matado.

Sus cuerpos, podridos, hacían que el lugar fuera un hervidero de gusanos, moscas y cucarachas que se movían cerca de ellos como si de un festín se tratase.
Salí de la habitación y apoyando en la puerta cerrada, vomité allí mismo.
Tuvieron que estar muy acorralados para realizar tal acto.
Cerré la puerta de esa habitación y miré el pomo de la otra puerta que aún no estaba abierta. Lo cogí e iba a abrirla cuando María José me interrumpió

-¡TENEMOS VISITA!-

En ese momento el pomo de golpe se movió. Había alguien dentro de esa habitación. A ese movimiento de pomo se le sumaron golpes fuertes en la puerta y un gemido aterrador

-aggghhhhhh-

Seguramente un familiar el cual no consiguieron matar y lo encerraron en esa habitación.
Al ver que la puerta no se abría, salí corriendo de la vivienda mientras María José observaba el hueco de la escalera hacía abajo.

-tenemos un problemón. Subamos para arriba-

Asomándome abajo, vi como bastantes infectados subían hacía los pisos superiores.
Quizás atraídos por algo que hicimos…quizás el sonido de la persiana al subir…no sé…el caso es que estábamos metidos en un buen lio y ahora no sabíamos como salir de ahí.

-venga, venga…no podemos ir contra todos esos infectados. Se nos echarían encima y estamos en una cuarta planta, por lo que saltar es muerte segura-

Subimos corriendo hacia el quinto piso.

-no, no, no...- gritaba María José desesperada mientras observaba que no había ningún piso abierto.

-nos queda el ultimo piso…sino, la hemos cagado. Te dije que era una mala idea- la comenté con nervios a María José

Subimos al último piso. Estaban cerradas las puertas.

-Joder….nada…la hemos cagado y bien- gritaba María José presa del pánico.

Observamos el hueco de la escalera. Los infectados ya estaban en la tercera planta y ahora sabía que iban a por nosotros y no había sido un error.
Me puse a golpear la puerta con mucha fuerza y golpeando la zona de la cerradura pero todo resultó ser un desastre ya que la puerta era muy fuerte.  Por un momento juraría que era incluso distinta a las de las demás plantas.

-Joder, haz algo…ya los tenemos... en la cuarta planta y está subiendo para la quinta-

-Y que hago Mj, y que hago-

En esos momentos es cuando creo que me apetece ponerme a llorar y suplicar que la tierra nos tragase.

Por mucho que diésemos con el palo de la fregona, la veintena de infectados que subían por las escaleras era mucho. No aguantaríamos ni dos asaltos.
Mj, agarrando todo lo que veía, empezaba a lanzarlo por el hueco de la escalera para dar a alguno, pero no servía tampoco de nada. Daba a alguno, se caía pero no retrasaba a los demás, que le pisaban.

-Ya están aquí- se acercó María José y se aferró a mi mientras yo esperaba amenazar a los primeros infectados que apareciesen por las escaleras para clavarles el palo de la fregona.
Esos segundos fueron larguísimos. Sabíamos que era nuestro fin. Llorando los dos, dábamos golpes con la cabeza a la puerta y golpes de rabia por habernos metido en este laberinto sin salida.

De pronto, aparecieron los primeros por la escalera. No eran rápidos, pero tampoco muy lentos.
Su estado era asqueroso.  Sus manos, deseosas de agarrarnos, apuntaban hacia nosotros con desesperación.
Las primeras manos que se acercaron recibieron un buen palazo por mi parte…pero, que más da…ellos no se quejaban.

Así pues, nos echamos hacia atrás, apoyados en la puerta esperando ser devorados.

De golpe y porrazo, como si de un milagro se tratase, la puerta se abrió cayendo los dos en el suelo de la vivienda.
Nuestras miradas, aún seguían viendo al siguiente infectado que se iba a tirar sobre nosotros, pero una patada de alguien le echó para atrás la cabeza mientras alguien nos arrastraba al interior del piso y cerraba la puerta.
Lo único que pude observar antes de perder la conciencia por un golpe recibido fue como alguien con una máscara negra y con ropa como de swat, cerraba la puerta de la vivienda.

Habíamos sido salvados….pero... ¿Que consecuencias traería esto?

No hay comentarios:

Publicar un comentario